
Por Jorge Arturo Castillo | México enfrenta un problema silencioso que impacta directamente en la salud, la productividad y la economía: la escasez de radiólogos. Con apenas 4,000 especialistas para más de 120 millones de habitantes, la radiología —una disciplina central para diagnosticar desde neumonías hasta tumores— vive una presión creciente que limita la atención oportuna, especialmente en estados como Chiapas y Oaxaca, donde la proporción cae prácticamente a un radiólogo por cada 100 mil personas. Para un país que aspira a fortalecer su sistema de salud y sostener su crecimiento económico, esta brecha técnica y humana se ha vuelto un obstáculo estratégico.
En este contexto, la llegada a México de IMEXHS, multinacional latinoamericana listada en la Bolsa de Valores de Australia, abre una conversación necesaria: cómo la inteligencia artificial en la nube puede mejorar la velocidad, calidad y accesibilidad de los diagnósticos médicos sin incrementar costos. Y, además, cómo puede el sector empresarial involucrarse en un mercado que crecerá casi 30% anual hacia 2030.

Aquila+, la plataforma presentada por IMEXHS, ofrece una solución 100% basada en la nube que permite que estudios de tomografía, rayos X o resonancia se procesen y analicen en remoto, sin necesidad de infraestructura costosa ni inversión inicial. La digitalización del diagnóstico no es nueva; lo relevante es que México comienza a insertarse en una nueva fase: interpretación en tiempo real, colaborativa y escalable, que beneficia tanto a hospitales como a redes clínicas y centros ambulatorios.
En este marco, el neurorradiólogo y CEO de IMEXHS, Germán Arango Bonnet, lo resume en una frase que marca la visión de esta nueva etapa: “Aquila+ no es solo un software: es una red que conecta médicos, pacientes y hospitales, permitiendo interpretar imágenes en tiempo real, compartir estudios entre equipos clínicos y operar desde cualquier dispositivo conectado.” La lectura es clara: se trata de pasar de unidades aisladas a ecosistemas interoperables.
Así, la plataforma puede desplegar estudios complejos, como una tomografía de tórax, en menos de 700 milisegundos, bajo estándares internacionales de seguridad como ISO 27001:2022 y con actualizaciones automáticas. Es tecnología médica creada por médicos, pero concebida con lógica global. El propio Arango añade una idea que resume el valor clínico y operativo de este tipo de herramientas: “Procesar una tomografía en menos de un segundo puede marcar la diferencia entre un diagnóstico oportuno o un tratamiento tardío.”
Detrás de esta tendencia hay un comportamiento de mercado que llama la atención del sector de inversión, salud y tecnología. De acuerdo con Grand View Research, el mercado mexicano de tele-radiología alcanzó 155 millones de dólares en 2023 y podría llegar a 869.8 millones para 2030, con un crecimiento cercano al 28% anual. A nivel regional, América Latina podría superar los 4,500 millones de dólares en ese mismo periodo. Este crecimiento no solo refleja avances tecnológicos, sino la urgencia por reducir los tiempos de diagnóstico en un sistema saturado y desigual.
Para los directivos, inversionistas y emprendedores tecnológicos, el mensaje es claro: la nube y la inteligencia artificial ya no son herramientas accesorias, sino habilitadores de productividad clínica. Plataformas como Aquila+ permiten optimizar personal, operar redes de clínicas con estándares unificados y reducir costos administrativos, una prioridad para hospitales privados y para instituciones públicas que enfrentan presión presupuestal.
En suma, la llegada de IMEXHS ocurre en un momento en que México avanza hacia modelos híbridos de atención, donde diagnóstico y consulta remota convivirán con infraestructura física. Si el país acelera la adopción de herramientas digitales, podría reducir brechas críticas en comunidades rurales y, en paralelo, consolidarse como un hub regional de innovación médica.
Más allá del lanzamiento programado para el 20 de noviembre, lo relevante es la conversación que abre. En un país donde la productividad económica depende cada vez más de la salud de su población —y de diagnósticos oportunos—, soluciones basadas en inteligencia artificial ofrecen algo más que eficiencia: ofrecen equidad. Para México, esta evolución no es solo tecnológica; es una oportunidad país.






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